El mundo de Paduano está concebido para las honduras abismales del subconsciente, en regiones donde no existen divisiones artificiales entre las buenas formas y el mal gusto.
[vimeo http://www.vimeo.com/11610711 w=800&h=452]Su obra nos provoca por la falta de un significado convencional o una moral heredada. Sus piezas, a horcajadas sobre el musical, el skech adulto y el videoarte, desafían al espectador convencional, buscan la sorpresa, zarandearnos desde nuestros lugares comunes arrancándonos una sonrisa culpable—sonreír a ese nivel significa sonreír de cara a lo ininteligible, hacia las propias fantasías pervertidas, hacia la ambigüedad—.
Paduano utiliza su obra como una confesión, regurgitando hacia fuera las entrañas de una lascivia surrealista como parte de la cotidianeidad del ámbito privado, donde unos y otros compartimos asiento en el mismo diván de los locos. La extrañeza y el sentido del ridículo se diluyen al ser ilustrados bajo el prisma de la realidad trágica de los placeres inconfesos, los apetitos atávicos, las ensoñaciones clandestinas en la que todos nos reconocemos.
Narcophilia (interpretada por Sergio Durré y su esbelta actriz fetiche Lena Bayón) es representativa de su sentido del humor, de sus temáticas canallas y oníricas, de su gusto por un ritmo demorado que suele reservar hacia el final alguna broma de tipo cruel. No se trata, desde luego, de una pieza fácil ni de un cortometraje al uso (haría falta empezar a crear nuevas etiquetas para saber definirlo), sino de una serie de secuencias donde los personajes son confrontados por sus propia pareja y sus identidades sexuales, donde el asco y el erotismo participan de la misma cuerda, donde se dan cita el absurdo y la pura experimentación dentro de su imaginario gamberro. Una delicia para una minoría atrevida, dispuesta a zambullirse en su peculiar baúl de secretos.
Más sobre el autor: Los amores enfermizos de Paduano.
Mi más sincero reconocimiento a vuestro trabajo chapó.