PARA SUPERAR EL DOLOR, HABRÁ QUE ENDURECERSE A TRAVÉS DEL SUFRIMIENTO
Esta es la máxima de Egyik y Masik, los gemelos protagonistas de El gran cuaderno (2013), unos niños a los que su madre refugia en casa de su abuela (apodada en el pueblo como “la Bruja”) para alejarles de los horrores de la guerra. Pero ni siquiera allí podrán evitar el terror; ha estallado de la Segunda Guerra Mundial y la locura es el nuevo orden del mundo. La mentalidad de los niños se adapta con extrema coherencia a lo que observan sus ojos: si la vida es violencia y sufrimiento, entonces aprendamos cuanto antes a adaptarnos. El paso a la madurez se convierte para ellos en una tortura literal.
La intención de la película de János Szász es fascinante, pero la realización resulta demasiado fría como para conectar, una historia tan delirante y descorazonadora que al final todo sabe a demasiado ajeno. Pese a ello, hay que admitir que este cuento macabro e imposible consigue impregnarse en nuestra memoria.