American Honey (Andrea Arnold, 2016) – Cuando nuestras vidas diarias imitan a la ficción, cuando la hiperstición es nuestro pan de cada día no nos puede extrañar que tengan lugar escenas tan maravillosas y complejas como esta. En el final de American Honey (spoiler) los niños perdidos emulan sus propios referentes culturales, en este caso el tema y video musical de Raury, God’s Whisper, un cruce entre rap y folk apoyado por espacios marginales, tribus urbanas, hogueras y bengalas.
La diferencia estriba en que si el videoclip conecta con las masas también es mero producto que apela a emociones básicas como la rabia o el ego-postureo sin muchas más capas de profundidad que rascar.
La escena rodada por Arnold y su director de fotografía, Robbie Ryan (co-creador absoluto del film) es —luciérnagas aparte— increíble. No sólo por su fuerza y belleza estética sino por cómo eleva la idea del producto videoclipero para crear unas imágenes y una respuesta emocional mucho más en consonancia con la canción de Raury.
En esta ceremonia tribal unos chicos blancos (outsiders con aspiraciones capitalistas) celebran, saltan, bailan y se reafirman ya que, de algún modo, esta cultura afroamericana del desarraigo también es parte de ellos, mientras, sólo hay una figura que se desmarca del grupo y es, precisamente la única persona de piel oscura (la actriz Sasha Bianca Lane es descendiente de maoríes y afroamericanos).
Nuestra protagonista, siempre a la búsqueda de su propia identidad, siempre acercándose y apartándose al unísono de todo grupo social, lame sus heridas y abraza su destino en una arquetípica escena de inmersión que significa, como todo bautismo, el nacimiento de una nueva vida. Con todo esto la cineasta británica nos muestra una performance sobre lo que significa esta apropiación cultural que pasa por ser más un sentimiento atávico donde el videoclip de Raury es mater, pater y materia prima de la escena.
Arnold copia el referente Pop subido a VEVO porque así lo hacen sus personajes y, coherente a su discurso, ella también se apropia de una cultura que tampoco le pertenece (la cultura juvenil de la white trash norteamericana). Si ha sido la obra más vilipendiada de la cineasta (hija del cine de Larry Clark y Harmony Korine a la par que precursora de The Florida Proyect) es por haber sido preconcebida por muchos de nosotros como otro largometraje de cine social «sobre jóvenes pero sólo apto para adultos».
American Honey no se hizo para obtener la aprobación de la «gran crítica» sino que la reflexión y la experiencia que nos brinda está encaminada a que la vean esos mismos jóvenes que retrata. En este caso, más que un lienzo para unos pocos ojos entrenados ha construido lo que es un espejo para muchos.
Si no tienes interés por la película, te invito a que veas esta escena, si ya la has visto, te invito a rememorarla juntos.
El video original de Raury lo puedes ver aquí.
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