La Guarimba International Film Festival | Acerca de la programación 2018

— Mucha gente de la fábrica va al cine.

— Y, nosotros, gente del cine, vamos a la fábrica.

Visages Villages

En el film Visages Villagues (2017) la cineasta Agnès Vardá y el artista urbano JR iniciaban un viaje por diversos pueblos de Francia con la idea de conocer a sus habitantes. Allí donde el arte se ve como un capricho, una excentricidad e incluso un lujo de la gente de ciudad, llevaban sus fotografías, sus inquietudes y su amistad. →

Objetivos parejos a los que se han estado realizando desde hace más de media década con el nacimiento de un festival, La Guarimba International Film Festival, que ha traído el cine a un lugar desprovisto de grandes salas, el pueblo de Amantea.

Este evento cuyo eslogan siempre fue «el cine al pueblo y el pueblo al cine» se ha ido transformando gradualmente en un movimiento de resistencia cultural basado en la comunidad, la identidad y el arte como el mejor nexo de comunicación.

En su vertiente más nómada, La Guarimba ha viajado por algunas regiones del sur de Calabria con diversas actividades entre las que se incluyen la exhibición de más de 200 cortometrajes de todas partes del mundo, una galería realizada por diversos autores internacionales y una suerte de ilustraciones de rostros que, como JR con sus retratos, conforman la diversidad racial y genérica de un mundo cada vez más migratorio. ↓

Pese a estos (y muchos otros) tipos de iniciativas que apelan a «un nuevo sentido de comunidad» basada en la integración, el respeto y la vivencia gregaria las cosas no han mejorado mucho con respecto al año pasado, de hecho, si a través de los cortometrajes pudiésemos medir el estado de salud del mundo nos habríamos quedado con una serie de temas recurrentes: la desigualdad de género, la transfobia, el resurgir los movimientos políticos fascistas; las empresas conservadoras que, bajo sus consignas de free speech y neutralidad, se han hecho con el control de internet; la pandemia de la corrección política; la explotación del branding en el ámbito personal; los miles de refugiados ahogados, vecinos nuestros a los que nadie parece querer dirigir la mirada; la avalancha de plásticos y otras basuras que destruyen la fauna y flora de los océanos; o los tratados de libre comercio que nos someten a nuevas derivas e incertidumbres sobre el futuro laboral —en general— y nuestro modo de vida —en particular—.

Empezamos a estar cansados de retratar un universo de injusticias y derrotas sociales en el que los vaivenes de nuestra contemporaneidad se ven casi siempre en negativo. Quizás sea esta una de las razones principales por las que tantas historias de nuestra edición 2018 de La Guarimba International Film Festival se desarrollan en escenarios más fantásticos que reales, más imaginativos que meramente incómodos, ilustrativos e indignantes.

Las ideas de estos cortometrajes son tan genuinas y personales que se rinden ante ciertas quimeras de perversión y viajes lisérgicos que logran sacar a la luz ese tótem imaginario, enérgico y combativo que anida en nosotros.

Debido a todo esto las imágenes expresivas que solventan estas obras llenas de melancolía, rabia y deseo podrían resumirse con un adjetivo: poderosas.

La Guarimba International Film Festival 2018

En su VI edición, hemos recibido más de 1.500 cortometrajes de 93 países distintos y han sido sólo 63 trabajos los que hemos logrado meter en competición. Ahora, imaginen por un instante lo que un director llega a sufrir cuando se ve obligado a desprenderse de algunas de las más bellas tomas que ha filmado porque no tienen cabida en el metraje final de su película, él lo verá como una amputación, un sacrificio necesario para salvar lo demás.

De forma parecida, a los que trabajamos en este sesudo proceso de selección nos resulta difícil (incluso hiriente) excluir algunas obras predilectas que, por motivos más racionales que viscerales, no podrán participar. Y es que siempre es duro el proceso de curación de contenidos cuando se hace de manera responsable: amando el Cine por encima de todo, apoyando a los realizadores y respetando al público mediante una tensión necesaria entre lo elitista y lo popular.

Un problema muy extendido es que muchos coordinadores de festivales dicen conocer al gran público, dicho de otro modo, creen saber lo que este quiere y lo que necesita porque ya se sabe que el gran público es predecible.

La misma mentalidad que tendría un productor de cine con una película a la que corta sus escenas de peso y sustancia para añadir nuevas secuencias de acción, chistes y estética, que es lo que piensa hará que funcione la película.

Pues bien, les podemos asegurar que la gente de Calabria (no siendo erudita en su mayoría) se siente mucho más fascinada por algunas de nuestras piezas más crueles, inclasificables y controvertidas, de hecho, los espectadores de nuestros pueblos —asolados por la religión y otras tradiciones— son mucho más tolerantes de lo que algunos creerían. Por alcance es cierto que no tenemos en el bolsillo al gran público, ese del que hablan los productores y anunciantes de la taquilla semanal, pero podemos presumir de tener un grandísimo público, que es el que a nosotros nos interesa.

Este año animación y documental vuelven a demostrarnos que son dos estilos de creación a la búsqueda y encuentro de un lenguaje propio: sus relatos y ejercicios de plástica sorprenden, comunican y, lo más importante, transmiten sin tener que dar explicaciones.

También volvemos a contar con la precisión estética de Vimeo-Staff Pick que no deja de ser un Greatest Hits con los mejores trabajos que han pasado por la prestigiosa plataforma durante sus últimos meses. Hemos consolidado dos nuevas categorías: experimental (Insomnia) y el programa africano a cargo de Karmala Cultura.

La primera con narraciones propias del cine de culto y contemplaciones plásticas, sugerentes y provocativas (algo que, en menor medida, también se puede atribuir a las demás categorías del festival). La segunda cuenta con micro relatos de vertiente social y poética que tienen lugar en Senegal, El Congo y Burkina Faso.

Además, hemos aumentado el número de obras de ficción y videoclip en cuyas narraciones extraordinarias hay una denuncia menos explícita al sistema imperante (denuncias que siguen estando ahí, más allá de la obviedad). Para esta edición hemos apostado por algunos géneros y estilos más reconocibles que otros años: terror, thriller, comedia, drama, fábula y erotismo, son algunos ejemplos que, en cualquier caso, están avalados por el aplomo de sus formas, ideas y contenidos.

No se hagan una idea equivocada, en este selectivo grupo de obras asistirán, desde los distintos estratos sociales de sus protagonistas, por un descenso a los infiernos lejos del conformismo y el hastío. Tendremos abusadores, adictos a los esteroides, fanáticos, pornógrafos, políticos corruptos, clones, asesinos, héroes, transformistas, existencialistas, justicieros, románticos, trabajadores, el Bosco y entre otras muchas cosas veremos la extinción de los gigantes o un collage apocalíptico que nos llevará al amanecer de un nuevo mundo.

Para finalizar hay que resaltar un hecho indiscutible: hemos puesto el foco en las vivencias y problemáticas de nuestros jóvenes, quienes anhelan un sentido diferente del ritmo, un sentido controvertido del humor y un sentido legítimo de la desobediencia, y lo hemos hecho sin que esto anule en modo alguno el potencial reflexivo de cada relato.

Tampoco hemos perdido de vista el riesgo que supone confrontar al espectador con una pieza que desafíe sus expectativas, una obra que se ría de sus cánones o se mee en sus convencionalismos, la idea es llevarlo a límites insospechados donde aún quede espacio para la capacidad de asombrarse. Tenemos ante nosotros una selección de cine más terapéutica que didáctica, más enérgica que pasiva, más enigmática que panfletaria y, sin duda alguna, más trans que nunca (en todos los sentidos).

Un marco de exhibición, tan excéntrico como original, que supone una victoria necesaria de la imaginación, esa que, por vergüenza, escondemos lejos de nosotros, en el lado oscuro de una luna en la que nadie puede vernos, oírnos, juzgarnos y ¿por qué no? llegar a comprendernos.

Es así como una vez al año el parque de La Grotta se convierte en una parcela de tierra mística que nos hechiza bajo sus acantilados, estrellas y pantallas. La Guarimba es un lugar seguro donde, como hace JR al final de Visages Villagues, podemos quitarnos las gafas de sol para poder ver con nuestros propios ojos sus historias mínimas pero inmortales.

Escrito por Pablo Cristóbal y Alicia V. Palacios Thomas