Los curiosos “estaban disfrutando, porque habían tenido la fortuna de toparse con dos momentos favoritos en uno: una tragedia y una celebridad”, recuerda. El público sentía morbo presenciando la mala fortuna de una estrella de cine. No había amor ni admiración, simplemente una atracción retorcida, como bestias olisqueando la sangre….
Acababa de lograr un papel de importancia para una obra de teatro en Broadway –probablemente Journey of the Fifth Horse– y quiso celebrarlo brindándose una buena cena en compañía de su novia. Desplegaron un mantel viejo que no se molestaban en usar nunca, encendieron velas, fueron en busca de un vino caro…