Conmocionados aún con la muerte de uno de los maestros de la interpretación del cine contemporáneo, Philip Seymour Hoffman, no dejamos de acordarnos de Con Amor, Liza (Todd Louiso, 2002). En esta tragicomedia de menor fama, Hoffman realizaba la inmensa interpretación de un joven angustiado y confuso tras el suicidio de su esposa. Esta víctima desnortada no encuentra sentido a su pérdida y, al mismo tiempo, es incapaz de dejarse ayudar por sus cercanos o de abrir la nota de despedida que quizás pueda evitar su descenso al abismo. En su lugar, solo encuentra consuelo y armonía evadiéndose de la realidad y colocándose con gasolina. Esta canción de Elliot Smith nos parece la mejor forma de despedirnos definitivamente de este actor que durante tantos años nos ha acompañado de la mano del mejor cine.