Mister Universo: Resistencia Circense

En Mister Universo (2016) el binomio de realizadores compuesto por la italiana Tizza Covi y el austriaco Rainer Frimmel regresan a un espacio ya familiar retratado en sus anteriores trabajos Das ist alles (2001), Babooska (2005) y La Pivellina (2009). El mundo del circo, sus personajes, sus rutinas y desencuentros, configuran un pequeño fresco de microrrelatos en donde exponen la fragilidad de estas criaturas en su cotidianidad y convivencia, un vital reflejo de las condiciones trashumantes de su vida.

Escrito por Jorge Cappelloni
Edición gráfica por Pablo Cristóbal

Con la sutil belleza de la pura observación del espacio y los personajes, los realizadores utilizan una cámara que es apenas perceptible en el intento de registrar el pulso íntimo que debe tener cada toma. El film va abordando el fuera de escena de la vida circense: la supervivencia de sus protagonistas y vínculos familiares, pequeños gestos, expresiones o sucesos.

Y es allí donde nos revela un universo que, basado en una dinámica propia, pone en juego el dispositivo donde pasado y presente confluyen para obrar como retrato de un arte y oficio que se resiste al olvido y la extinción, brindando una batalla diaria ante los desafíos modernos, en pos de intentar perpetuar la tradición familiar cirquera.

Como orfebres los directores van esculpiendo la película en cada escena.

Partiendo de una trama nimia donde Tairo Caroli, un domador insatisfecho con su vida de infortunio pues sus felinos están viejos o se mueren, emprende un viaje —en una suerte de road movie— por varias localidades italianas en pos de encontrar a Arthur Robin, un ex Mister Universo negro al que alude el título, quien cuando él era pequeño le regalara un hierro doblado por sus propias manos y que ha extraviado o le ha sido robado.

Esa obstinada fijación en el objeto como un amuleto de la suerte que puede obrar en un cambio para su destino, es la motivación que lleva a Tairo en busca del paradero del hoy octogenario Robin, en pos de conseguir otro amuleto similar. En el camino irá recuperando los lazos filiales visitando a sus familiares, secundado por una joven contorsionista (Wendy Weber), quien también por su cuenta intentará ayudarlo a reemplazar el preciado talismán.

La anécdota mínima, permite ir construyendo en el hablar de cada uno de los personajes un cuadro de situación no solo reflexivo de la amarga subsistencia de muchos otros circos que andan deambulando por toda Italia, sino que alude veladamente a la situación política y económica de ese País.

Aunque no de manera explícita, el film parece dialogar en algún punto con otra obra:

I Clowns (1970) de Federico Fellini, no en su forma narrativa ni estética ni discursiva, sino en compartir aquella hipótesis del cineasta riminese quien, en el filme, ya se percataba de los cambios sociales venideros, reflexionando sobre la representación y expresión del circo en un mundo que ya no existía más, puesto que también se habían perdido la inocencia y la credulidad del público infantil que cómplice le daba sustento al espectáculo.

Y si bien Covi y Frimmel no abordan propiamente el universo clown del que hablaba Fellini, más de cuatro décadas  después de esa película siguen indagando en la vida circense de domadores, contorsionistas, en sus lazos familiares, para mostrarnos una metáfora de la vida en estos tiempos de fugacidad, donde un grupo de artistas ambulantes van recorriendo Italia para montar y desmontar su circo, en cierta medida en la periferia de su propia vida y de las ciudades, atravesados por la precariedad y la marginación.

Mister Universo tal vez sea conceptualmente una obra no tan acabada como La Pivellina (2009), pero el hallazgo radica en que los directores no solo vuelven a retratar la existencia del circo aunque esta actividad parezca estar diluyéndose, sino que lo hacen en una vuelta de tuerca sobre ese universo y muestran que pese al paso del tiempo, la incertidumbre y adversidad, esos personajes aún siguen vivos y ligados por invisibles lazos de confraternidad y solidaridad frente al estado de la sociedad actual.

La obra puede leerse también como un acto de resistencia político-cultural y una crítica solapada al capitalismo.

Compuesto con material de archivo en 16mm. y rodado íntegramente en fílmico (35mm) el film aborda los personajes con una mirada que no detenta ni conmiseración ni romanticismo.

Retoma casi 7 años después a varios de esos seres del circo que protagonizaban su anterior film (Asia Crippa, Patricia Gerard) que vuelven para contarnos de su vida, de esa forma particular de tenacidad cotidiana que llevan a cabo en un oficio que, como tantos otros en la sociedad, se va perdiendo.

Incluso esta pérdida afecta al propio ámbito cinematográfico: Tizza Covi y Rainer Frimmel sobreimprimieron en los títulos finales de su documental una leyenda donde puede leerse que dedican la película a todos aquellos que perdieron su trabajo en el campo del cine debido al advenimiento del digital.

Este texto será publicado, en una versión más breve, por la revista argentina El ángel exterminador

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Ficha técnica:
Dirigido por: Tizza Covi, Rainer Frimmel Créditos del guión: Tizza Covi Reparto: Tairo Caroli,Tairo Caroli, Wendy Weber, Arthur Robin, Lilly Robin. Género: Drama Duración: 90 min. Producido por Rainer Frimmel Vento Film Fotografía por Rainer Frimmel Edición por Tizza Covi Departamento de sonido Manuel Grandpierre