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El sentimental hierático. Takeshi Kitano. Parte I

By septiembre 4, 2012febrero 17th, 2014Críticas de cine, películas y análisis

Primera parte de la revisión de la obra del fantástico autor japonés Beat Takeshi, responsable de Hanna Bi, Battle Royale, Sonatine, Brother, Dolls y Zatoichi.

El sentimental hierático. Takeshi Kitano. Parte I

por Luis Abad Gutiérrez

Cuando me pidieron que escribiera algo, no lo dudé, Takeshi es mi hombre. Me sumergí en la revisión de sus clásicos y de sus modernos, me empapé de su experiencia biográfica y de sus galardones y múltiples proyectos exógenos al mundo del cine. La verdad, me cuesta después de todo ello recomendar a alguien que vea sus películas. Para mi es un personaje de tan hondo calado que casi, perdón por la expresión, me jode compartirlo. Pero bueno, si alguien quiere sumergirse en su mundo le daré algunas premisas y consejos para este viaje lento pero solemne, sobrio pero hilarante, crudo pero profundo.

Takeshi Kitano (nombre que usa en sus películas) o Beat Takeshi (cuando las películas son de otros) es un personaje entrañable. Lo es por muchas cosas. Hasta el más gañan de este país podrá poner cara de ciervo al escuchar su nombre pero todos le recordaran por dirigir junto a su equipo cómico el mítico «humor amarillo«. Sí, aquel programa de chinos (que eran japoneses) dándose leñazos y perdiendo dientes y dignidad a la misma velocidad. Tras triunfar en la pequeña pantalla durante años con su humor violento y humillante, salto a la grande de manera magistral con «Feliz navidad. Mr. Lawrence» 1983.

Esta es una obra compleja que descubrí, casualidades de la vida, mientras leía el estudio antropológico de Ruth Benedict «El crisantemo y la Espada» que analiza la mentalidad y leitmotivs del pueblo japonés. La película, que cuenta con el poco pródigo David Bowie, trata la misma temática y a su vez la homosexualidad. Podría hablaros, por que viene que ni pintado, de la figura de Yukio Mishima y la clara influencia de este escritor en esta película pero eso lo haremos en los bares o deberes para casa, que me eternizo.

Tras abrirse un hueco en Europa para los cineastas post-kurosawistas que no hacían solo maquetas de bichos enormes (aunque me encanten), aprovechó su oportunidad y grabando el que seria su primer film tuvo que ponerse a dirigirlo por enfermedad del tardíamente excelso y maravillosos Kinji Fukasaku del que habrá tiempo de hablar. El titulo que nos llego fue «Violent cop» 1989 que aunque llama, prefiero el original nipón que es algo así como «El hombre que lleva la violencia consigo«. Os explico de que va o es obvio. Pues un detective que lo arregla todo con la máxima de “te reviento y se te queda algo de vida pues ya pregunto”. ¿Analogía con Clint el sucio? Pues hombre algo hay, pero en el duelo de caras de cartón piedra, para mí lo que pierde en expresividad (jamás pensé que diría que Clint lo es), Kitano lo gana en dar miedito. Esa viruela, esa mirada pérdida.

Y sobre todo que pese a que las películas norteamericanas son violentas, las orientales lo llevan a otro nivel. No se puede comparar. Sino asomaros al mundo de Takeshi Miike o de los tailandeses pero con bacinilla para las evacuaciones varias.

Tras este primer film se lanza y dirige dos cintas sin mucho éxito pero dignas de un análisis más concienzudo del que yo podría hacer. «Boiling point» 1990 es ultra violencia, violaciones y honor japonés (otra conversación de horas) a raudales. Sólo para gustosos del género, esos si disfrutarán. «A scene at the sea» 1991 dos niños sordos aprendiendo a surfear. Ojo: Esto es un peliculón pero si no habéis cojido templanza viendo a Kurosawa o Zhang Yimou os aburrirá, sino apreciáis la sentimentalidad callada de Kim Ki Duk, os resultara fría, y sino os llega el descarnamiento de realidad/moral de Park Chan-wook o Carpenter podéis sufrir más de lo necesario. Aun así no dejo de recomendaros verlas, pues aunque no os den todo su jugo os prepararan para tomarlo de otras películas.

«Sonatine» 1993, soberbio tratado del honor yakuza, sin mucha acción pero con mucha pasión. A los críticos les gustó, a mi me pareció ligeramente repetitiva pero tiene grande momentos. Si aguantas el «timing» narrativo japonés y podrás disfrutar de un estilismo en los planos particular de este director. Inciso biográfico: Un año después de esta cinta sufrió un accidente de moto en el que perdió (por si tenía mucha) la movilidad de un lado del cuerpo. Tardo años en recuperarse y no completamente. Él mismo, años después, reconoció que fue un intento de suicidio tema recurrente en el cine y vida japonés.

Llegamos a la enorme «Hana-bi, Flores de fuego” 1997, como llaman a lo fuegos artificiales en japonés, que idioma mas bello por cierto. Lejos de ser una película festiva, esto es un dramón importante. Seguramente su película mas aclamada por los críticos, esta obra alcanza según yo lo veo la categoría de «clásico básico». Es una película lenta, casi todas lo son, y muy dura. A mi me hizo daño, sinceramente. Pasa a estar en mi pequeño cajón de películas que me encantaron pero que nunca podré volver a ver. No debe romperse el hechizo que crea algo tan bello y dañino a la vez. Tengo amigos con sus propios cajones, allí se esconden von Trier, a veces Cuerda, cada uno tiene sus demonios, y yo no hablaré más de los míos.

Creo que por hoy esta bien, nos queda por analizar “Brother” 2000, “Zatoichi” 2003, la gloriosa “Battle royale”, sus últimos proyectos… Si me dejan y os apetece, volveré para finalizar lo empezado.

Mario Benedetti:

Hay pocas cosas
tan ensordecedoras
como el silencio

Alcalá de Henares, 1 de octubre de 2011

etdk@eltornillodeklaus.com